20 feb 2011



Irrumpiste en mi vida robando espacio, 
robándome caricias, robándome besos.
Te amé no una, te amé mil veces, 
acabé adicta, con una resaca maldita tras tus abrazos, 
la aspirina para el dolor de cabeza resultó siendo 
un beso, un beso que más parecía la recaída.
Y convalesciente, te recibí entre mis brazos, 
bajo la franela de tu playera.
Te recibí temblando, con los ojos entreabiertos 
y las mejillas rojas, calientes, 
te abracé en la oscuridad, procurando no llorar,
 sintiendo como mis ojos vidriosos 
se resistían a derramar lágrimas, no lloré, 
no lloraré, por tí no.

¿Eres algo?
Fuiste la cura inmediata, casi mágica, 
para mi nostalgia incorregible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario